Urbanistas de todo el planeta han adoptado la gentrificación, noción liderada por la clase creativa, como estrategia de desarrollo, incrementando la riqueza de las ciudades, promoviendo la inclusión, diversidad e integración social, y acoplándose a los circuitos globales que buscan el incremento de capital con mínima objeción política. Todos salen ganando.
Sin embargo, nos enfrentamos a crecientes desigualdades socio-económicas dentro de las ciudades exprimidas entre los puntos críticos urbanos globales o las también llamadas 'superciudades’, como Nueva York, Londres, Shanghai, Dubai, etc. Incluso Richard Florida, proselitista y pionero de la gentrificación creativa como camino hacia la “renovación”' urbana, se ha retractado de sus anteriores prescripciones: (1)
nuestra geografía se está fragmentando en pequeñas áreas de riqueza y ventajas acumuladas, mientras que las áreas de pobreza crecen cada vez más grandes en desventajas concentradas. Me queda claro que esta clase de agrupación de talentos y activos económicos generan un urbanismo desigual y desequilibrado en el cual un puñado de ciudades cosmopolitas y unos pocos barrios de élite dentro de ellas se benefician mientras que muchos otros lugares se estancan o se quedan atrás. En última instancia, la misma fuerza que impulsa el crecimiento de nuestras ciudades y la economía en general genera las divisiones que nos separan y las contradicciones que nos frenan. (2)
La gentrificación es parte integral de un proceso que ha llevado al atrincheramiento social en la concentración de ingresos y riqueza, con una mayor segregación espacial de ricos y pobres dentro de las ciudades, entre ciudades y desde las ciudades hacia las regiones periféricas. Junto a esa creciente disparidad de desigualdad, las interacciones entre diferentes categorías demográficas están cada vez más organizadas comercialmente, en lugar de sostenerse sobre la base de la comunidad social o de reivindicación igualitaria en cuanto al uso de la ciudad. El desplazamiento, el aumento de la renta, la privatización, la corporativización y la homogeneización cultural por parte de una élite transnacional son parte de este proceso, como también lo es el control hegemónico del capital de esas élites.
Como destaca Florida, esto significa una reducción de la movilidad social y el refuerzo de las trampas hacia la pobreza. Y mientras la clase creativa alguna vez fue la espontánea primera línea de la gentrificación, el campo del arte ahora está completamente programado por los mecanismos de conversión del desarrollo urbano y de capital. Contrariamente a los imperativos del mundo del arte que se rigen por la ideología crítica de izquierda, como suele suceder alrededor del arte contemporáneo, el arte —y el arte contemporáneo en particular— ha servido durante algún tiempo, en vez de sabotear, a sostener la inversión capitalista y municipal formateada por la gentrificación.
Esto presenta un dilema formidable para el trabajador del arte de pensamiento crítico. Pero ahora hay ayuda disponible para corregirlo. Tal y como parece, funcionarios que formulan las políticas urbanas reconocen que la gentrificación es un problema central, e insisten en que las ciudades deben proteger espacios y rentas para los sectores de bajos ingresos como los artistas (y demás emprendedores creativos) con el fin de mantener la vitalidad urbana y prevenir a las ciudades de los efectos perniciosos de la gentrificación sin límites. Sin embargo, cambiar la agenda política no desafía la premisa básica de una gentrificación impulsada por la creatividad. Más bien, controlar la gentrificación es un buen resultado para la clase creativa, incluidos los artistas, y puede incluso ser lo óptimo: creativos pueden mantener su papel en la conversión de las ciudades para sus propios fines con la ventaja adicional del desarrollo que tendrá lugar a su alrededor.
Algunas preguntas quedan abiertas a pesar de todo: ¿Qué pasa con aquellos que también tienen reclamos —quizás reclamos mucho más mordaces, con base histórica— sobre los sitios urbanos pero que no son creativos? ¿Qué sucede con los intereses y las condiciones materiales de esta población cuando la combinación de gentrificación impulsadas por la creatividad y la anti-gentrificación dan forma al mismo tiempo a la política? Estas preocupaciones se abordan en la siguiente conclusión, pero requieren primero la elaboración de: la lógica dinámica que vincula la gentrificación y la anti-gentrificación; las ventajas y los dilemas que enfrentan los creativos en estas dinámicas de reestructuración; y la dificultad que estas representan para los de izquierda en particular. Esta elaboración conducirá a prescripciones sobre cómo el mundo del arte puede contribuir a reparar la pobreza arraigada en lugar de sus propios intereses. Esto es importante porque, como quisiera mostrar, los intereses del mundo del arte radican obviamente en mantener las trampas de la pobreza vivas.
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Los términos básicos para la siguiente discusión son:
- Gentrificación: Ruth Glass define en 1964, la gentrificación como un término, refiriéndose a la composición social cambiante de áreas específicas en Londres. Glass describe cómo, uno por uno, los barrios de la clase trabajadora se ven invadidos por la clase media…. Las casitas y casitas en mal estado, modestas… han sido tomadas… y se han convertido en residencias elegantes y caras. […] Una vez que este proceso de 'gentrificación' comienza en un distrito, avanza rápidamente. (3)
Las principales características de la gentrificación se basan en que "todos o la mayoría de los ocupantes de la clase trabajadora sean desplazados para que todo el carácter social del distrito cambie". Al mismo tiempo, los desplazados se encuentran en una situación peor que antes, lo que incluye: viajar más lejos a los empleos y escuelas existentes; la pérdida de puestos de trabajo y el re-empleo precarizado; mayor fragilidad de estructuras de apoyo básicas, mayor distancia a las comunidades o parientes, o dispersión de los lazos de vida; y la pérdida de familiaridad por la que la vida diaria es rutinaria, familiar y segura.
—La brecha de renta: El motor económico de la gentrificación se teorizó en la década de 1980 por la estilización de Neil Smith de la "brecha de renta”. (4) Smith propone que a medida que los edificios envejecen y se deterioran, la cantidad de alquiler que se puede extraer de ellos disminuye (Fase A del diagrama indicativo a continuación). Sí, simultáneamente, la cantidad de alquiler que podría extraerse de nuevos terrenos y edificios continúa aumentando (línea del diagrama B), entonces el propietario del terreno / edificio está sufriendo una pérdida efectiva en comparación con los ingresos potenciales: esta es la brecha de alquiler (sombreado). (5) Si los propietarios son capitalistas, aumentarán los ingresos en uno o más de los siguientes (Fase C): al renovar el edificio o el uso del terreno, aumentar las rentas o venderlo a otra parte que pueda comprar la propiedad a un precio reducido de sus tasas de mercado - y a su vez renovarlo para reiniciar el ciclo de la brecha de renta (o vendiéndolo cuando las tasas de mercado aumenten; "voltear" o "banca de tierras").
El efecto neto de cerrar la brecha de renta hacia el precio de mercado más alto de la renta potencial es, en cualquier caso, desalojar a aquellos que no pueden permitirse el aumento de las tarifas y atraer a aquellos que pueden hacerlo, haciendo explícito que la gentrificación es un reordenamiento social dinámico, un lavado de dinero.
—Neoliberalismo y super-gentrificación: la gentrificación entendida a través de la brecha de renta se ha teorizado de una forma u otra desde la década de 1920, si no antes. Pero como señala Florida, la gentrificación de principios del siglo XXI es distinta de sus precursoras debido a tres características de recomposición de clases y estructuras de propiedad propias del neoliberalismo:
- la mayor concentración de la propiedad del capital y la riqueza por parte de una superminoría;
- la erosión de una clase media que puede alcanzar a quienes proceden de entornos históricamente de bajos ingresos;
- La extracción de ingresos de los actores periféricos y de otros sectores pobres a través de diversas formas de arrendamiento y alquiler al núcleo más adinerado y, por lo tanto, cada vez más exclusivo en la prestación y los servicios clave.
La gentrificación como canal de la acumulación neoliberal conduce específicamente a incrementos acelerados en los precios de las rentas y de la propiedad, una rotación más rápida de la propiedad cada vez más concentrada, procesos de extracción de rentas más sistémicos y una reestructuración social correspondientemente acelerada. Se pudiese llamar también una gentrificación en esteroides, la super-gentrificación.(6)
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Creativos con ingresos relativamente bajos, algo típico en el mundo del arte, tienen interés en este nexo de gentrificación y super-gentrificación: gentrificación, porque es así como este sector aprovecha la brecha de renta para habitar densos espacios urbanos donde se han producido escenas artísticas que históricamente se concentran en la modernidad; y super-gentrificación, porque el mundo del arte de hoy se estructura económicamente en torno a los patrones de consumo de una élite neoliberal por su viabilidad financiera. Ambas condiciones pueden servir muy bien a los creativos: las obras de arte, los objetos y experiencias diseñadas, las ideas y los discursos, así como la innovación general son todos y cada uno de los elementos clave para la expansión de la experiencia buscada en la gentrificación dirigida por la creatividad, basada en espacios de bajo costo en centros urbanos, en consecuencia actualizados como sitios de servicio para el enriquecimiento de la élite. (7)
Como se ha venido estableciendo, la celebración de lo que los creativos hacen continúa al mismo tiempo que esta elimina las condiciones materiales que les permiten disfrutarla, conduciendo el cierre de la brecha de renta y, en consecuencia, al resentimiento y frustración dentro del sector creativo. Consecuentemente, los creativos terminan uniéndose a las luchas contra la gentrificación. Pero esto indica un tercer vector de ventaja: la anti-gentrificación. La anti-gentrificación impulsada por la creatividad busca bloquear un mayor desarrollo después de la gentrificación en etapa temprana de la que los creativos se benefician. Y esto significa que el sector creativo de bajos ingresos en particular presenta un problema doble para otros, que también son víctimas de la gentrificación.
Primero: si bien las alianzas con comunidades locales en riesgo de desalojo, desamparo y desplazamiento avalan el interés común por el alquiler y la propiedad a bajo precio entendido entonces como un bien público, esas alineaciones no son óptimas para el sector creativo. En cambio, se sirve mejor en un punto óptimo entre super-gentrificación (productos, ventas), gentrificación (existencia urbana) y anti-gentrificación (requisitos de propiedad) combinados.
Segundo: en solidaridad con los pobres históricamente urbanos en riesgo de desplazamiento, los creativos que respaldan la anti-gentrificación mantienen y perpetúan la brecha de renta, que también es una medida indirecta del empobrecimiento relativo y la desinversión.
"La exacerbación de la segregación económica y social en las ciudades presenta un problema insuperable para la izquierda política, para quien la organización social debería ser, por el contrario, justa en virtud de una creciente igualdad económica y política, socioculturalmente expansiva, inclusiva, de interés colectivo, y socialmente liberal."
Para elaborar: identificando cualquier tipo de desarrollo de gentrificación, la anti-gentrificación de este tipo estipula la continua desinversión en las partes más pobres de una ciudad, donde se debe mantener una brecha de alquiler lo suficientemente sustancial. En nombre de tal solidaridad, la anti-gentrificación en ciudades que de otra manera estarían aumentando su base de capital y productividad general puede contribuir 'desde abajo' a la segregación económica arraigada por la gentrificación neoliberal. Más alarmante aún, dado que la gentrificación neoliberal erosiona la movilidad social y refuerza la segregación urbana y las desigualdades de riqueza en las ciudades, la anti-gentrificación puede englobar la trampa de pobreza históricamente rutinaria por la cual los pobres permanecen en la pobreza intergeneracionalmente.
Con el fin de satisfacer sus propias necesidades de mantener alquileres bajos y propiedades baratas, los creativos que apoyan la anti-gentrificación pueden (por accidente o no) mantener la desinversión, reforzando la pobreza de los pobres. El beneficio directo de la anti-gentrificación para los creativos afianza la jerarquía social basada en la riqueza, reforzada a través de la organización espacial urbana. Esta continua explotación indirecta de los pobres y el afianzamiento de la estratificación económico-espacial pueden denominarse “anti-gentrificación de derecha”. La anti-gentrificación de derecha apoya la gentrificación neoliberal.
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La exacerbación de la segregación económica y social en las ciudades presenta un problema insuperable para la izquierda política, para quien la organización social debería ser, por el contrario, justa en virtud de una creciente igualdad económica y política, socioculturalmente expansiva, inclusiva, de interés colectivo, y socialmente liberal. La pobreza económica y experimentada se mejora mediante la mejora de los servicios, la provisión y la infraestructura; desde las necesidades básicas de agua y energía hasta las conexiones de transporte asequibles y viviendas dignas. Las trampas de la pobreza se abren mediante la inversión en infraestructura y de personas mediante la transformación de sus condiciones de vida, capacidades y recursos. Para ello, es necesario establecer un camino distinto a las dos opciones estándar de gentrificación y anti-gentrificación reactiva de derecha.
Dicho camino no es difícil de formular: no todo el desarrollo económico urbano está siendo gentrificado, ni es necesario que esté dirigido por intereses exógenos o desarrolladores financieramente especulativos. De hecho, este último término debe recuperarse de sus connotaciones ahora casi exclusivas con la concentración de capital, asociaciones arraigadas a la doctrina neoliberal. El desarrollo es necesario para cumplir con el imperativo político de la movilidad social desde el sector más pobre al más adinerado de la población. Y es ese desarrollo el que se ve frustrado por la formación reactiva de la anti-gentrificación de derecha.
Pero una demanda izquierdista de desarrollo ejerce presión no solo sobre la gentrificación sino también sobre la anti-gentrificación. Aunque busque aliviar la pobreza, las dificultades y, fundamentalmente, aumentar el acceso a niveles de vida más altos - una justificación común para la gentrificación - la izquierda política también debe insistir en que las mejoras en los niveles de ingresos, la infraestructura y los servicios en las zonas pobres no obliguen a desplazamientos (directos o indirectos). Estos son más bien los elementos que mantienen provisiones para las personas necesitadas que ingresan, así como se defienden a los ocupantes y residentes existentes contra la expropiación. En términos más generales, lo que se requiere es una anti-gentrificación pro-desarrollo (AGproD).
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AGProD capitaliza la anti-gentrificación: requiere canalizar capital hacia los pobres en las ciudades, que pueden ser cualquiera: negros o blancos, los pobres establecidos durante dos generaciones de poblaciones excedentarias desindustrializadas o los nuevos pobres (como el refugiado económico o político), o los ex-clase-media. En lugar de buscar solo proteger los intereses de las comunidades amenazadas por el aumento de precios externo y las presiones de apropiación de tierras, AGProD avanza los reclamos de los distritos que pueden potencialmente ser desplazados al defender el desarrollo de esas áreas para aquellos que están allí en primera instancia. Esta capitalización contra la pobreza es un pro-desarrollo activo de la anti-gentrificación izquierdista. Contra la formación de la anti-gentrificación reactiva de derecha, la cual busca mantener la brecha de renta activa, un enfoque AGProD también busca cerrar o reducir la brecha de renta mediante los siguientes modos de capitalización dirigida intensivamente:
- Bloquear la posibilidad de aumentar la renta o al menos mitigar su tasa de aumento, es decir, topes de alquiler;
- Proporcionar apoyo para el alquiler a través del apoyo estatal; (8)
- Reducir el precio de alquiler de la propiedad en el mercado distorsionando el sistema de precios, el cual consiste en introducir controles de mercado.
Estas medidas no son suficientes por sí mismas para cumplir con una agenda AGProD: la primera es una forma atenuada de desinversión continua y una variante fácil de manejar pero a corto plazo resulta una anti-gentrificación reactiva de derecha. La segunda propuesta consolida la dinámica de los aumentos de renta, asegurando ingresos para los propietarios de bienes inmuebles y, por lo tanto, concentra aún más el capital mediante subsidios estatales, al tiempo que difiere las operaciones estándar de gentrificación. Al igual que el subsidio estatal a la vivienda, el control de los alquileres sólo puede contribuir al ProDAG si va acompañado de una redistribución de propiedades. Es decir, una AGProD debe establecer modelos y prácticas revisando mecanismos económicos, monetarios y legales si quisiese contrarrestar el desplazamiento y la degradación continua de los pobres en las ciudades.
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La conclusión es que un mundo del arte revisado puede ayudar a establecer esta estrategia de desarrollo como un modo insertado en sus prácticas. La exigencia aquí es que las condiciones materiales y económicas actuales de la supermayoría en el campo del arte —los bajos ingresos del arte y la falta de espacio para su práctica y exhibición de materiales— deben re-establecerse. Las condiciones reales para el arte deben ser captadas y movilizadas como un elemento modular transformador en una cadena de intereses y valoración que se extienden mucho más allá del campo laboral limitado y determinado por la experiencia artística hacia la economía, el derecho y las estrategias urbanas; los aspectos prácticos del arte lo requieren.
De hecho, no exagero demasiado: incluso ahora, el arte es transversal y transdisciplinario. Y, significativamente, es parte de una Cadena Urbana Global de Valores (GUVC - Global Urban Value Chain) que puede manipularse. Sobre todo porque es arte, debería ser manipulado, de formas que pueden ser consideradas inaccesibles para aquellos debilitados por la capitalización establecida por las GUVC. Esa manipulación incluye trabajar con activistas urbanos legales y financieros que tienen las habilidades técnicas para formular estrategias de desarrollo que apoyen los intereses de los pobres urbanos. Y ese trabajo legal, contractual y municipal vuelve a estar de todos modos dentro del espacio de posibilidades del arte como práctica transversal, trans-demográfica e interdisciplinar.
Este es un momento propicio para cumplir con esta demanda, porque el orden neoliberal de los últimos cuarenta años está experimentando una reestructuración global que afecta la organización del capital en todas las escalas y localidades. La actual crisis política y de legitimación del neoliberalismo significa que la acumulación liderada por las finanzas, familiar de la (super) gentrificación, es ahora altamente susceptible a la deslegitimación y re-vectorización por modelos alternativos, estructuras de ingresos e intereses de capitalización.
Y así como el arte contemporáneo jugó un papel efectivo en la hegemonización y dominación del orden neoliberal, el arte —que tendría que ser otro arte que el arte contemporáneo— puede y debe jugar su papel en su ruina. Esta es parte de la manipulación de la GUVC. La AGProD requiere que el arte establezca estrategias para sus propios prerrequisitos materiales, de espacio de trabajo de bajo suministro, vivienda barata y acceso a la movilidad transnacional como componentes del alivio a mediano plazo de la pobreza urbana. Y que esa economía del arte se aparte del poder cada vez más plutocrático de los ricos y superricos en las ciudades. A qué y a quién apelan los creativos hoy para sus propias economías tiene que pasar de la sumisión extractiva unilateral a una élite neoliberal, pero requerimos una reestructuración de la economía del arte y la reorganización de cómo se establecen sus jerarquías.
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- FOOTNOTES
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(1) 'Superciudades' es una frase que Richard Florida adopta de Joseph Gyourko, Christopher Mayer y Todd Sinai, 'Superstar Cities', American Economic Journal: Economic Policy 5: 4, 167–99, noviembre de 2013 [http: // www. nber.org/papers/w12355.pdf].
(2) Richard Florida, The New Urban Crisis: How Our Cities Are Increasing Inequality, Deepening Segregation, and Failing the Middle Class and What We Can Do About It (Nueva York: Basic Books, 2017), xv.
(3) Ruth Glass, 'Aspects of Change', en Centre for Urban Studies (ed.), Londres: Aspects of Change (Londres: MacGibbon y Kee, 1964): p.xvii.
(4) Neil Smith, 'Toward a Theory of Gentrification: A Back to the City Movement by Capital, Not People', Journal of the American Planning Association 45, 1979: págs. 538–548. Para conocer la importancia económica y explicativa de la brecha de la renta en las condiciones de gentrificación geo-socialmente diversas, véase Loretta Lees, Hyun Bang Shin y Ernesto López Morales, Planetary Gentrification (Cambridge: Polity, 2016).
(5) Adaptado de Eric Clarke y Anders Lund Hansen, 'Financialization, rescaling rent breps and land acabing', mayo de 2012 [http://backdoorbroadcasting.net/2012/05/ eric-clarke-and-anders-lund-hansen- financiarización rescaling-rent-breps-and-land-grabbing /]
(6) Loretta Lees, 'Super-gentrification: The Case of Brooklyn Heights, New York City', Urban Studies 40:12, 2003: págs. 2487–2509.
(7) Sobre el enriquecimiento financiero y experiencial que estructura una economía de forja de élite (paradigmática para la cual es el coleccionismo de arte), ver a Luc Boltanski y Arnaud Esquerre, 'The Economic Life of Things. Commodities, Collectibles, Assets ', en New Left Review, 98, marzo-abril de 2016, 31–54; y Enriquecimiento. Une critique de la marchandise (París: Gallimard, 2017).
(8) Resumiendo varios de los correctivos de Richard Florida a la renovación urbana impulsada por la creatividad. Ver New Urban Crisis, 10, y Capítulo 10.
IMAGE CREDITS
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Phillipa Horan, A Drowned World, 2020. Courtesy of the artist.