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Carlos Casas

Un devenir sinfónico entre lo humano y lo no humano.

En un mundo donde lo antropocéntrico domina aún la narrativa, Bestiari de Carlos Casas emerge como una crítica delicada y profunda. En el marco de la 60ª Bienal de Arte de Venecia, Bestiari se presenta como la exposición de Catalunya, donde Casas nos invita a un recorrido sonoro que desdibuja las fronteras entre lo humano y lo no humano, trabajado con expertos en sonido, guardianes de los parques nacionales de la región, así como la investigación curatorial de Filippa Ramos. La instalación inmersiva que visitamos está inspirada en el texto medieval de Anselm Turmeda “La Disputa del Asno”. 

Escrita originalmente en Catalan, la fábula como adaptación de Casas busca crear un diálogo profundo y casi litúrgico entre especies, permitiendo al espectador experimentar una conexión más orgánica y física con otros seres vivos. El artista revive dicha fábula desafiando nuestras nociones contemporáneas de control y vigilancia, transformándola en una experiencia que resuena con la melancolía y la esperanza de un barrio urbano en constante cambio (la topografía principal de este número).

 

fig. 1

 

Pero Casas no se limita a exponer la dualidad entre lo humano y lo no humano; más bien la explora con una sensibilidad que deja espacio para el asombro y la reflexión. En la exposición los artefactos de sonido y proyección se convierten en cuerpos que retumban, como los barrios que observa, se resiste a la categorización fácil y celebra la interacción entre sus elementos. Los once paisajes naturales que conforman Bestiari son microcosmos de biodiversidad, ecosistemas que, al igual que las calles de Barcelona o Berlín, están llenos de vida, historia y transformación constante. 

Casas no solo captura estos lugares; los habita, los recorre y los reinventa a través de una narrativa sonora que sigue el ciclo del día, desde el amanecer hasta el crepúsculo. Esta temporalidad es crucial, permitiendo que el espectador viva la riqueza de esos espacios a medida que la luz y el sonido cambian, reflejando la vitalidad y el letargo que caracterizan cada hora. El proyecto también se enfoca en documentar los sonidos de estos espacios para futuras generaciones. El proceso de selección de estos parques y la ubicación de los micrófonos se realizó con la ayuda de ornitólogos y guardaparques. La intención era capturar no solo la riqueza de estos espacios, sino también cómo se están deteriorando debido al cambio climático y la polución.

 

fig. 2

 

La selección de especies en Bestiari es un acto de amor y reverencia por el espectro sonoro de las mismas. Desde los infrasonidos del elefante hasta los tonos agudos de las abejas y murciélagos, Casas compone una sinfonía que trasciende la simple observación, conectando al espectador con la vibración esencial de la vida. Como en un barrio donde cada sonido cuenta una historia, el paisaje sonoro de Bestiario es un entramado complejo de voces que dialogan entre sí, creando una experiencia multisensorial que invita a la contemplación y al entendimiento.

Bestiari nos invita a repensar nuestra relación con el mundo que nos rodea, mientras Carlos Casas encuentra una poética del barrio que se extiende a los ecosistemas naturales, recordándonos que lo humano y lo no humano están inexorablemente conectados. La instalación en Venecia representa así mismo un ciclo de un día completo en estos parques naturales, permitiendo al espectador experimentar los sonidos en tiempo real desde la mañana hasta el atardecer. La composición sonora se realizó de manera que los sonidos cambian a lo largo del día, reflejando la vida en estos parques. Este enfoque permite al visitante tener una inmersión total y una conexión profunda con la naturaleza.

 

fig. 3

 

La esperanza del artista es finalmente que este enfoque sonoro ayude a fomentar un respeto y una conexión más significativa con el mundo natural, superando nuestro propio ensimismamiento y promoviendo una coexistencia armoniosa con lo que idealizamos y descuidamos a la vez.

Las especies invasivas se convierten en metáforas de la extranjería y la pertenencia, desafiando las nociones tradicionales de pureza y control. Casas celebra esta intrusión, reconociendo en ella una oportunidad para reexaminar las fronteras que hemos erigido, tanto en la naturaleza como en nuestras comunidades. Al igual que un barrio que acoge a nuevos vecinos y se transforma con cada llegada, Bestiari nos recuerda que la vida es un proceso de constante cambio y adaptación.

El sonido, en la obra de Casas, se erige como la lengua franca del futuro, una herramienta para la conservación, la concientización y el respeto mutuo. Es un medio que trasciende las barreras físicas y mentales, tocando partes de nuestra fisiología y nuestra psique que otros sentidos no alcanzan. En Bestiari, el sonido no es solo una representación, sino un acto de comunicación profunda entre especies, un eco de la coexistencia respetuosa que podríamos alcanzar si escuchamos atentamente.

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  • IMAGE CREDITS

     

    Cover: Carlos Casas, Bestiari, 2024. ©️ and courtesy the artist.

    fig. 1: Carlos Casas, Bestiari, 2024. Courtesy Grup FELIS (ICHN, Institució Catalana d’Història Natural). ©️ the artist.

    fig. 2, 3: Carlos Casas, Bestiari, 2024. ©️ and courtesy the artist and Parc Natural de Sant Llorenç del Munt I l'Obac.

     

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