El comedor social y centro de formación “Kafé Mat og Prat“(1) se encuentra a unas calles del centro de Bergen. En él, personas migrantes y de diferentes situaciones sociales especiales pueden tanto aprender noruego, como prepararse en administración, cocina y servicio para lograr una forma de sustento. Este espacio funcionó por años, en correspondencia con la realidad climática, social y alimentaria de Bergen por medio de un mecanismo que no es el de la ficción: la coincidencia. En el marco de la trienal Bergen Assembly congregada por Saâdane Afif y que incluye participaciones de diferentes artistas vinculados a su vez a los siete personajes de “Yasmine and the Seven Faces of the Heptahedron”, Sol Calero recibió el encargo de “El Turista”, para generar un espacio social de extrañeza que a la vez fuera acogedor, binomio que permite alterar para siempre la experiencia de ciudad en este punto específico de su mapa.
El espacio cuenta en la actualidad con diferentes estantes que muestran piezas de cerámica producidas en Copenhagen Contemporary junto al público, las sesenta sillas diseñadas y manufacturadas por la artista, postigos que recuerdan a un chiringuito (2) y que se encuentran siempre abiertos en las ventanas de atención al público en la cocina, un mural con colores y formas frutales y florales y sillones y sofás que recuperan el confort de una terraza en el mediterráneo o el Caribe.
¿Qué sientes a estas alturas? Este tipo de intervenciones a veces funcionan como un efecto mariposa: pequeños cambios que pueden generar grandes transformaciones.
Me siento muy emocionada de trabajar en este proyecto. Entre otras cosas porque admiro y me gusta mucho el trabajo de Saâdane Afif. Al principio él dijo: “Queremos invitarte a hacer esto. ¿Estás segura de que quieres hacerlo? ¡Es que es realmente difícil!”.
¿Querías cambiar la dinámica del espacio? ¿Transformarlo de un espacio social a una obra de arte?
Me encontré un espacio en el que se veía la intención original de que fuera acogedor, hospitalario, pese a desafíos estéticos clarísimos. Trabajar dentro del esquema de una comunidad preexistente, caracterizada por condiciones muy específicas como la migrante, en la que se articulan otras condiciones sociales particulares, es normalmente lo más difícil, pero aquí no lo fue. De hecho, Rasha (uno de los miembros del equipo de “Mat og Prat”) me habló en noruego en todo momento; sin embargo, nos entendimos. El personal está agradecido y orgulloso de trabajar aquí. La gente que viene a los cursos aprende a llevar un restaurante. La función de la estética del espacio es reflejar el pensamiento de las personas que lo habitan, así como reflejar aquello con lo que las personas migrantes que laboran y se forman en él quieren trabajar.
Fig.1
¿Qué implica recibir una invitación a hacer este restaurante en un lugar que podría ser remoto, una parte de ese gran norte que trasciende a lo continental europeo, de una u otra manera?
Para mí la idea de hacer un restaurante en Noruega significó un gran desafío. Por una parte, estaba el hecho de que no tengo tanto conocimiento de cocina. Por otra, mi respeto por el diseño escandinavo. Sin embargo, sentí que este espacio de convivencia tenía un montón de amor en su interior, amor que se percibe en la decoración y que proviene no solo del equipo de trabajo (como el Chef y ayudantes de cocina), sino también de migrantes, estudiantes y voluntarios con experiencias de vida muy diversas. Las plantas, por ejemplo, están aquí desde hace años y dan cuenta de los cuidados que han recibido.
¿Por qué hablamos de una “Cantina de La Turista”?
Yo entré a ejecutar, como lo haría un arquitecto o un diseñador. El proyecto se me presenta con un concepto previo a desarrollar, a diferencia de otros en los que he tratado de crear desde todos los puntos. Por ejemplo, hace años, en Londres, hice una peluquería a partir del espacio expositivo, para lo que invité a peluqueras del sur de la ciudad a que vinieran a trabajar en ella. Para ellas, que se mueven siempre de un barrio a otro, no fue fácil venir solo a trabajar a un espacio céntrico de Londres. Lo que hice fue crear una peluquería a la que ellas pudieran llevar su negocio. En ese sentido, en este proyecto, yo misma soy una turista. El dilema que a menudo emerge de estos espacios es si están hechos para acoger a personas en situaciones especiales o si están hechos para apartarlos de la vida social en general. Fue satisfactorio saber de parte del equipo del café que esto era realmente lo que querían: hacer un espacio de bienvenida para personas que están en situaciones o tienen pasados especiales.
Entonces el desafío era a nivel estético.
Sí. Una de las cosas más complicadas fue el cielo raso, porque dejaba ver el corazón institucional del espacio.
Tu trabajo tiene mucho que ver con el arte moderno y el diseño moderno latinoamericano del siglo XX. Es un tremendo gesto el traerlo a esta región, tan al norte, tan diferente a nivel climático, teniendo una plataforma tan clara. El espacio original de las fotos antes de la intervención se ve gris, funcional como una oficina, cierta predominancia del verde y hay bastante mobiliario de madera al natural, lisa, lo que hace que se vea todo bastante germánico…
La invitación que me hizo Saâdane es en el marco de uno de los personajes de la obra de teatro que da origen a la trienal, que es “El Turista” y para este espacio, la idea era generar una instancia que refleja un personaje que está en un espacio que no es suyo. La intención es que la gente de Bergen se sienta turista dentro de su propia ciudad. En la visión curatorial de la obra comisionada yo pertenezco a ese grupo que mira la realidad desde esa perspectiva un tanto enajenada, de un tiempo especial y de disfrute. Por eso, en el espacio de la cantina, da la sensación de que no estás en Bergen, Noruega. Yo trabajo dentro de la idea de un artista, a diferencia de lo que significa trabajar dentro de un concepto curatorial en términos clásicos. “La Cantina de la Turista” es producto de mi trabajo con Saâdane Afif, congregante de Bergen Assembly. Así, encajo en una idea que está determinada desde antes de que yo llegara, trabajo al interior de su obra - en una de las siete caras del heptaedro.
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Sol Calero (Caracas, 1982) crea instalaciones específicas que funcionan como espacios de encuentro. A menudo utiliza opulentos retablos tridimensionales y ha escenificado situaciones tan dispares como una escuela, un balneario o una oficina de cambio. Entre sus exhibiciones recientes se cuentan Los vestigios del turista,1646, La Haya; Desde el Salón, Sol Calero selecciona de la Colección Hiscox, Whitechapel Gallery, Londres y La carta, por favor, Galería Crèvecœur, París.
- FOOTNOTES
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[1] Café “Comer y charlar“.
[2] Quiosco de comida y bebida popular en las playas españolas.
IMAGE CREDITS
Cover: Sol Calero, La Cantina de la Touriste, en Kafe Mat & Prat, Bergen. © Bergen Assembly 2022. Photo: Nicolas Rösener
Fig 1: Sol Calero, La Cantina de la Touriste en Kafe Mat & Prat, Bergen © Bergen Assembly 2022. Photo: Bjørn Mortensen