Desde 1992, trabajo en arqueología aplicada. Tras graduarme, fui directamente a la Amazonía ecuatoriana, donde laboré durante siete años. Esta experiencia fue enriquecedora, pues me permitió conocer distintos espacios, sociedades y formas de entender la vida y la naturaleza. Veinte años después, en 2012, durante un intenso proceso de investigación en la provincia de Manabí, tuve el privilegio de trabajar en un entorno muy diferente al que conocí al inicio de mi carrera: un hermoso bosque seco tropical, donde enormes árboles escondían entre sus raíces los testimonios de sus antiguos habitantes.
En la organización del trabajo arqueológico de campo, es fundamental contar con la participación de miembros de las comunidades locales. Esta inclusión promueve una perspectiva integral de la arqueología, en la que la antropología social juega un papel crucial. Sin embargo, he observado que, en ocasiones, persisten ciertas inseguridades y desconfianzas en torno a la identificación de su patrimonio y el conocimiento de las sociedades precolombinas. Conscientes de la responsabilidad que implica compartir el conocimiento generado por la investigación arqueológica, siempre hemos buscado establecer un vínculo que permita lograr este objetivo de manera efectiva. Así surgió el proyecto Cultura Viva.
Este proyecto busca registrar el patrimonio y la historia de una comunidad a través de exploraciones realizadas por sus propios miembros. Su enfoque es fundamental para comprender la historia de los espacios desde la tradición local y la perspectiva de sus habitantes. Como principio básico, se plantea la creación de un proceso de comunicación que, mediante el lenguaje audiovisual, sensibilice, valore y fomente el respeto por su propio patrimonio y entorno. La información obtenida a través de Cultura Viva ha permitido, entre otras cosas:
a) Realizar un diagnóstico de las variables que influyen en la relación de la comunidad con su patrimonio cultural.
b) Registrar parte del patrimonio de las comunidades seleccionadas, utilizando diversos medios artísticos.
c) Identificar los procesos constructivos de las barriadas o sectores, así como los imaginarios creados en torno a la convivencia.
d) Editar documentos gráficos y audiovisuales de interés etnográfico y sobre los saberes locales.
Para alcanzar estos objetivos, se llevaron a cabo talleres de mediación artística organizados por la propia comunidad, la cual designaba un líder o representante para colaborar en la identificación y seguimiento de las experiencias. Los contenidos de los talleres estaban asociados a la inducción sobre patrimonio y herencia ancestral, utilizando diversas técnicas de pintura y artes plásticas. Con el apoyo de facilitadores, los participantes identificaron y registraron elementos culturales que consideraban representativos de su comunidad. Para ello, se realizaron registros cinematográficos y fotográficos de las experiencias y de lo que los propios participantes consideraban "patrimonial".
El registro fotográfico se llevó a cabo con cámaras digitales de bajo costo entregadas a los participantes, mientras que el cinematográfico incluyó entrevistas a representantes de la comunidad. En los trabajos arqueológicos que he dirigido, siempre hemos priorizado la reconstrucción de la vida de las comunidades del pasado. Sin embargo, esta labor quedará incompleta si los habitantes actuales de la zona donde trabajamos no conocen los resultados obtenidos.
En Los Corrales, tanto el registro arqueológico como el antropológico identificaron actividades en las que el uso del fuego fue determinante para la construcción de elementos distintivos locales, fundamentales para la economía de la zona, como la elaboración de carbón o ladrillos de arcilla.
Durante una excavación en el sitio 3 de la vía El Colorado – El Aromo (comuna Los Corrales), se hallaron restos arqueológicos que evidencian el uso del fuego en la generación de pruebas de ocupación antigua. Entre estas pruebas, se identificaron varios pozos que contenían fragmentos cerámicos asociados a eventos de quema, así como un entierro humano y el entierro de un cánido, ambos pertenecientes a la misma ocupación Manteño Tardía (hace aproximadamente mil años).
En Los Corrales se encontraron varios pozos vinculados a ritos relacionados con la cosecha, el abandono de vasijas cerámicas y entierros. Dos hallazgos principales motivaron la realización de una dinámica sobre el pasado de Los Corrales.
El primer hallazgo fue el entierro de un perro doméstico en un suelo limoso de color gris, con ceniza y puntos de carbón. Junto a él, se encontraron fragmentos de huesos de varios animales, especialmente peces y aves, que probablemente lo acompañaron en su viaje a la nueva dimensión, además de varios elementos cerámicos y una herramienta de hueso trabajado. El perro estaba enterrado en un pozo circular de aproximadamente 100 cm de diámetro, recostado sobre su lado izquierdo, a una profundidad de unos 60 cm.
El segundo hallazgo, ubicado muy cerca del perro, fue el entierro de un individuo recostado sobre su espalda y con las piernas flexionadas. Esta tumba estaba delimitada por varias piedras alteradas por el fuego, situadas encima y alrededor del individuo. Este pozo, de forma elipsoidal, contenía algunos instrumentos de piedra y fragmentos cerámicos. Los huesos estaban muy deteriorados; el individuo había perdido su columna, costillas y cadera, probablemente debido a los procesos de transformación del antiguo asentamiento.
Una vez identificados estos descubrimientos excepcionales, consideramos fundamental comunicar a la población lo que habíamos encontrado: la tumba de un individuo delimitada con piedras medianas y grandes, vecina a otra tumba donde se halló un perro doméstico, lo cual sugiere un respeto especial por este animal. Los fechamientos en carbón vegetal confirman que la antigua sociedad de Los Corrales estuvo asociada al periodo Tardío de los Manteño, quienes habitaban en la montaña y tierra adentro, utilizando el fuego para transformar y apropiarse de sus recursos, al igual que sus descendientes actuales. En la etapa de transmisión del conocimiento, quisimos resaltar esta estrecha relación entre el individuo, su perro y el ambiente transformado por el fuego.
La comunidad participó activamente en la presentación de los hallazgos, y como legado para las futuras generaciones dejamos varias postales, un folleto y un video corto que podrán ser reproducidos. Durante la presentación, los participantes expresaron su interés en colaborar para que las generaciones futuras conozcan y participen en la protección del patrimonio aún por descubrir en su territorio ancestral.
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