Fotografiada desde arriba, una (joven) Sarah Lucas, sentada desnuda en un inodoro, mira por la ventana con una expresión seria y algo enigmática. En su regazo, la cisterna de ese mismo inodoro, negra y brillante, cubre su vulva y pecho.
En otra imagen, adopta una pose típica de un hombre cis con los brazos extendidos sobre sus rodillas, ocupando el espacio, con las piernas abiertas hasta los bordes de la imagen, guiando la mirada del espectador hacia su área genital en el centro de la foto, donde yace una calavera. En otro retrato, sostiene dos grandes pelotas frente a su pecho plano con ambas manos.
En estos trabajos fotográficos, la artista reproduce el gesto peripatético del genio; el artista masculino, que se convierte en una escultura temporal en interacción con objetos cuasi auráticos, que ha dispuesto junto a su cuerpo leído como femenino.
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¿Qué nos dice el cuerpo envejecido de Sarah Lucas y su cuerpo joven que hoy sigue siendo considerado icónico? "Sense of Human" (Sentido Humano), la exposición de Sarah Lucas en la Kunsthalle Mannheim, ofrece una visión general de una figura importante del arte contemporáneo.
Sarah Lucas se hizo conocida en los noventa como una Young British Artist; como una persona que ofrece una visión general de las luchas de clases de los británicos, pero que más bien se apodera de ellas. Las luchas de clase nunca son mostradas, excepto en sus autorretratos como encarnación de la resistencia y a su vez, como espejo de un mercado del arte aurático y especulativo que en los años 80 fue radicalmente antifeminista.
La implícita lucha de género y clase en la obra de Sarah Lucas cuestiona desde hace tres décadas las relaciones tradicionales de poder en la sociedad, aunque su trabajo no se ha pronunciado abiertamente a favor de una interseccionalidad de estas luchas. Sus autorretratos utilizan el humor y objetos cotidianos para perturbar la mirada masculina y la objetivación de las mujeres. Este enfoque está alineado con su contemporánea Judith Butler y su concepto de la performatividad de género, que postula que las identidades de género se construyen a través de actuaciones sociales repetidas y no por características físicas. La performatividad de género es un tema central en la obra revolucionaria de Butler "Gender Trouble: Feminism and the Subversion of Identity" (1990).
¿Representa el cuerpo joven de Sarah Lucas una “masculinidad femenina”? ¿Cómo se puede interpretar la obra y la persona de Sarah Lucas hoy?
A finales de los noventa, el académico Jack Halberstam acuñó el término "Female Masculinity" y proporcionó un ejemplo del concepto de performatividad de Butler. Halberstam argumenta que el género no está vinculado al cuerpo biológico, sino que funciona como una prótesis que conlleva privilegios sociales; es decir, no solo el cuerpo masculino es privilegiado, sino también la performatividad masculina. Según Halberstam, las categorías de identidad "son un resultado directo de la tiranía del lenguaje—una estructura que fija artificialmente a las personas y cosas en su lugar." Sarah Lucas también separa las masculinidades del cuerpo femenino, haciéndolas visibles como construcciones.
Las complejas intersecciones de clase, raza y género que se mantienen ausentes en la obra de Sarah Lucas son examinadas al mismo tiempo por Bell Hooks en su libro "Where We Stand: Class Matters". Diez años después de que Butler publicara “Gender Trouble”, Hooks argumenta que la clase a menudo se pasa por alto en los discursos feministas y antirracistas, y enfatiza cómo la desigualdad económica influye en las experiencias y oportunidades de las mujeres, especialmente de las mujeres de minorías. Hooks aboga por una visión interseccional de la opresión que tenga en cuenta las interconexiones de raza, clase y género.
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Hooks critica los movimientos feministas que descuidan las preocupaciones económicas de las mujeres trabajadoras y exige una forma de feminismo más inclusiva y abarcadora. Tanto Lucas como Hooks insistieron en la importancia de la justicia social y la necesidad de considerar las voces y experiencias de los grupos oprimidos. Muestran cómo el arte y la teoría pueden usarse para desmitificar casos específicos de relaciones de poder.
Pero, ¿qué dicen exactamente las obras de Lucas cuando las miramos 25 años después de su creación en esta exposición en la Kunsthalle Mannheim? Claramente: Algunas cosas y discursos envejecen rápidamente. Y eso es algo positivo. La crítica feminista a los roles de género convencionales se ha diversificado desde entonces; el feminismo queer, que tiene sus raíces teóricas populares en el Norte global con Judith Butler, es ahora la dominante. Incluso los trabajos más recientes de Lucas parecen tener 30 años encima. Esto se debe a que las cosas que ella criticó en su momento, cuando aún eran hegemónicas, han envejecido mal y han sido en muchos casos desplazadas. Así, la exagerada reproducción de aquellos gestos puede aparecer, para algunos, especialmente a lxs más jóvenes, como algo irrelevante o como una invocación de un espíritu no deseado del pasado.
Aun así, creo que es algo que vale la pena ver en el museo.
Lucas expuso estructuras elitistas al destacar la discrepancia entre las declaraciones artísticas hegemónicas y la vida cotidiana, que ocurre más allá de la teoría. Hooks no otorgó este valor aurático a la lucha interseccional; ella va más allá al observar las formas históricas de opresión de las mujeres.
El feminismo es para todxs, dice Bell hooks. Esta afirmación visionaria podría acabar con cualquier forma de competencia y opresión, si se vive en la práctica.
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La exposición estará abierta hasta el 20 de octubre en la Kunsthalle Mannheim.
- IMAGE CREDITS
Cover: Sarah Lucas, Beautiness, 1999. Credit line: © Sarah Lucas. Courtesy Sadie Coles HQ, London. Photo: Angus Fairhurst.
fig. 1: Sarah Lucas, Human Toilet II, 1996. Credit line: © Sarah Lucas. Courtesy Sadie Coles HQ, London. Photo: Angus Fairhurst.
fig. 2: Sarah Lucas, Five Lists, 1991. Credit line: © Sarah Lucas. Courtesy Sadie Coles HQ, London.