El Tribunal de Belmarsh, inspirado en el Tribunal Russell-Sartre de la Guerra de Vietnam, se celebró el 22 de octubre de 2021 en la Church House, Westminster, Londres. La International Progresista invitó a expertos en derecho, periodistas de investigación, miembros del Parlamento británico y destacados disidentes a testificar sobre los crímenes cometidos en la Guerra contra el Terrorismo. De este modo, el Tribunal de Belmarsh da la vuelta a la tortilla, de cara al próximo caso de extradición contra el fundador de Wikileaks, Julian Assange sometiendo a juicio a los autores de estos delitos y defendiendo a los informadores, periodistas y editores que los denunciaron.
Sabemos de sobra que ningún tribunal puede hacer justicia a las víctimas de los crímenes de guerra. Pero nuestra posición es firme: volver a despertar en la opinión pública, en un momento ominoso de nuestra historia, la idea de que pueden existir políticas objetiva y
legalmente criminales.
¿Qué y a quién estamos juzgando? Los sangrientos crímenes que han cometido los gobiernos occidentales: Estados Unidos, y también el Reino Unido, Australia, Suecia, el Ecuador de Lenin Moreno y otros gobiernos; la CIA, la NSA y el complejo militar-industrial; desde los crímenes de guerra a los crímenes contra el periodismo y la población civil y también los crímenes contra editores como Julian Assange. Estamos aquí para que la tortura, la difamación, las detenciones ilegales, los asesinatos secretos y los asesinatos reales no se olviden y sean juzgados.
¿Ante quién queremos presentar esta investigación? Como dijo Bertrand Russell, respondiendo a la misma pregunta sobre el Tribunal Russell-Sartre, la queremos presentar ante la conciencia de la humanidad. Imaginen una capital en el corazón de la llamada civilización occidental. Imaginen a un periodista, que durante siete años estuvo atrapado en una embajada de un país que era amigo suyo. Luego los tiempos cambiaron y se convirtió en enemigo de casi todos los países. ¿Por qué? Por decir la verdad y revelar los sucios y monstruosos crímenes del complejo militar-industrial. Y entonces lo encierran en una prisión de alta seguridad junto con terroristas y fundamentalistas. Poco más tarde se descubre que otro país, no Arabia Saudí o Rusia, sino Estados Unidos de América, planeaba secuestrar o matarlo en esa misma capital, justo enfrente de Harrods, en Londres. Y un tribunal británico aún está decidiendo si extradita a este periodista precisamente a los Estados Unidos. Evidentemente esto es un asesinato a plena luz del día.
Recordemos la apología de Sócrates, escrita por Platón en el año 399 antes de Cristo. Sócrates fue acusado de corromper a la juventud, de no creer en los dioses de Atenas y de impiedad. Podría haber escapado, como Julian Assange, pero no lo hizo, y el jurado lo condenó a muerte.
¿Y qué dice Sócrates cuando se le acusa de corromper a la juventud y de no creer en los dioses del Partenón? Dice lo siguiente: “Por primera vez comparezco ante un tribunal, a la edad de 70 años. No muchos podrían decir esto y soy un completo extraño al lenguaje de este lugar”. Y pidió a los jueces atenienses que lo trataran como a un extranjero. El gran lingüista francés Émile Benveniste recordó que el griego xenos (extraño) se convertiría más tarde en latín en hostis (enemigo). De ahí procede también la palabra inglesa hostile. Aunque en el griego antiguo original también significaba “extranjero y huésped”, alguien que todavía tenía algunos derechos, como el derecho de hospitalidad. Sócrates dijo que ni siquiera era tratado como un extraño, como un xenos. Ante la ley fue tratado como un enemigo, un hostis.
Julian Assange, junto con Edward Snowden, Chelsea Manning, Daniel Hale, y muchos otros valientes que se atrevieron a decir la verdad, está en la muy respetable compañía de Sócrates. Y la lista es larga con Acelous, Anaxágoras, Aspasia, Aristóteles, que huyó antes del juicio, y Pitágoras, que fue condenado a muerte o al exilio. Así que si los jueces británicos deciden extraditar a Assange a los Estados Unidos o mantenerlo en el Guantánamo británico, básicamente lo están condenando a muerte.
Permítanme citar al gran dramaturgo alemán Bertolt Brecht, que dijo: “Triste es el país que necesita héroes”. Hoy, deberíamos decir, triste es el mundo que necesita editores y denunciantes valientes. Es triste porque significa que algo va mal en nuestro mundo. Pero tenemos la suerte de tenerlos. Los siguientes miembros del Tribunal de Belmarsh también lo creen. – Srećko Horvat
TESTIMONIOS
“Julian denunció la llamada Guerra contra el Terror, que comenzó tras el 11-S y duró 20 años, dando lugar a seis guerras, millones de muertos y billones de dólares despilfarrados. Este es el único balance de esta guerra. En ninguna parte ha rescatado a nadie, ni ha servido de nada, como hemos visto recientemente en Afganistán.” – Tariq Ali, miembro fundador del Tribunal Russell-Sartre.
“Mientras los principales medios de comunicación intentaban presentar una imagen optimista de Afganistán, las filtraciones de Assange revelaron sangrientas atrocidades cometidas por las fuerzas de ocupación de Estados Unidos y la OTAN. En 2007, por ejemplo, las fuerzas especiales estadounidenses lanzaron seis bombas de 2.000 libras sobre un complejo en el que supuestamente se escondía un alto cargo.” – Selay Ghaffar, portavoz del Partido de Solidaridad de Afganistán.
“Es extremadamente peligroso que en una sociedad reine el secreto y el gobierno tenga un poder ilimitado para llevarnos a la guerra, que no haya un servicio de seguridad responsable y que no se rindan cuentas en los informes de seguridad. Es fundamental saber que
exponiendo la verdad se pueden salvar vidas y prevenir guerras, que se puede garantizar el buen funcionamiento de las democracias haciendo que todos los servidores públicos, elegidos o no, rindan cuentas públicamente. Por este motivo es tan importante el papel de Julian Assange.” – Jeremy Corbyn, miembro del Parlamento británico.
“Los ataques con drones son la encarnación de la política, una importante justificación política y filosófica en el seno de las guerras del terror. Esta justificación es el principio del mal menor, que lleva precisamente a esas “guerras humanitarias”, tal y como las explicaron en el pasado las “misiones civilizadoras” del colonialismo tardío.” – Eyal Weizman, director de Arquitectura Forense
“Las guerras de Irak y Afganistán fueron ilegales según el derecho internacional, y las tropas de ocupación cometieron abusos a gran escala. Además, esas guerras destruyeron las vidas de muchos iraquíes y afganos, arruinaron regiones y devastaron las comunidades
musulmanas y de otras minorías étnicas en el este de Londres y en todo del país. Sabemos que la actuación de nuestro Estado ha contribuido al clima de hostilidad también aquí. Durante las dos últimas décadas, hemos visto cómo espiaba a nuestras gentes en nuestras escuelas, en nuestras mezquitas, en nuestras universidades.” – Apsana Begum, miembro del Parlamento del Reino Unido.
“Vivimos en una época en la que el 1% del 1% controla el planeta, la vida y no sólo la humanidad, de una manera nunca vista. Son unos criminales y vamos a perseguirlos hasta el fin del mundo por los crímenes que están cometiendo en todo el mundo contra la humanidad, mientras asesinan lentamente a Julián Assange y a otros denunciantes que están revelando esos crímenes. Debemos recordar que hay muchos denunciantes no blancos y no varones por todas partes en África, en Asia, en América Latina, incluso en Occidente, cuyos nombres ni siquiera conocemos y que están sufriendo mientras hablamos, que han sido asesinados, que han sido encarcelados, y debemos actuar en su nombre también.” – Yanis Varoufakis, miembro del Parlamento griego y cofundador del movimiento DiEM25.
“Más de cuatro millones de personas se han visto obligadas a huir y Afganistán sigue siendo uno de los diez países más pobres del mundo. Sólo el gobierno alemán ha gastado al menos 17.500 millones de euros en la guerra, y Estados Unidos supera los 2 billones de dólares en costes directos de la guerra.” – Heike Hänsel, diputada del Parlamento alemán, nos acompaña hoy.
“Ahora sabemos que los empresarios estaban llevando a cabo, en la embajada de Ecuador, una vigilancia ilegal, incluso de sus conversaciones con abogados y médicos. La información iba a parar a las operaciones encubiertas, a la CIA, y probablemente también a la NSA. Incluso consideraron seriamente secuestrarlo o matarlo, quizás mediante veneno.” – Daniel Ellsberg, uno de los mayores denunciantes de la historia.
“La guerra contra el terrorismo no se limita sólo a las guerras ilegales o a la institucionalización de la tortura y las rendiciones. También a introducir el desmantelamiento de nuestros derechos en nuestros países.” – Stella Moris, compañera de Julián Assange y miembro de su equipo de defensores.
“Lo que estamos presenciando es un asesinato que pasa desapercibido. Me resulta difícil comprender el espectáculo de la prensa de una nación o del mundo desarrollado, ayudando e instigando, con pleno conocimiento, un crimen no sólo contra este hombre, sino contra nuestro interés público. ¿Se puede decir que somos libres, si hasta nuestro poder de expresarnos, de comprender los hechos de nuestro mundo, nos está vedado? Y vemos más allá, a través del velo, lo que podrían ser los hechos del mundo, pero no se nos permite acceder a ellos.” – Edward Snowden, whistleblower.
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